Quincy Promes, ex figura de la selección neerlandesa y jugador del Spartak de Moscú, vive un presente diametralmente opuesto a su pasado reciente. Tras brillar en la Eurocopa 2021 y disputar la final de la UEFA Nations League 2019, hoy se encuentra en una prisión de Dubai a la espera de su extradición a los Países Bajos o Rusia por un cargo de tráfico de drogas.
NOTAS RELACIONADAS
En diciembre de 2022, Promes fue condenado a seis años de cárcel por su participación en el tráfico de 1.362,9 kilos de cocaína. La droga, oculta en un cargamento de sal marina procedente de Brasil, fue valorada en USD 82 millones.
Las condiciones de vida en la prisión de Al Aweer, donde se encuentra Promes, son descritas como brutales. El hacinamiento, la falta de higiene, la violencia y la escasa alimentación son algunos de los aspectos que caracterizan al lugar.
Promes comparte una celda para seis personas con hasta 20 reclusos adicionales que duermen en el suelo. La violación es un hecho cotidiano, según reportes. El acceso a la televisión y llamadas a casa está prohibido. La alimentación es deficiente y el ejercicio físico se limita a tres veces por semana sin equipamiento adecuado.
El futbolista desea ser extraditado a Rusia para evitar cumplir la condena en su país natal. Sin embargo, el proceso legal aún está en curso y no hay una fecha definida para su resolución.
La caída de Promes es aún más impactante si se considera su exitosa trayectoria futbolística. El extremo izquierdo brilló en el Ajax y Sevilla, y era un jugador regular en la selección de Países Bajos.
Condena por apuñalar a su primo
A su condena por narcotráfico se suma una pena de 18 meses de cárcel por apuñalar a su primo en una fiesta familiar en 2020.
El futuro de Promes es incierto. El jugador espera una resolución a su situación legal mientras enfrenta las duras condiciones de la prisión en Dubai. Su historia es un ejemplo de cómo la fama y el éxito pueden verse truncados por decisiones erradas.