Al menos tres aviones de la marca Boeing se han visto implicados en las últimas horas en otros incidentes en Estados Unidos, Canadá y Turquía, lo que añade más dudas sobre los aparatos de la compañía cuando las autoridades federales estadounidenses están investigando sus controles de calidad y seguridad.
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Uno de estos incidentes ocurrió el martes pasado cuando un Boeing 787-900 de Air France que viajaba de París a Seattle tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en la localidad canadiense de Iqaluit, en la región ártica del país.
Según se pudo conocer, la razón fue la detección de un olor a quemado en la cabina. A bordo viajaban unos 260 pasajeros y 12 tripulantes. Para solventar la situación, la compañía aérea francesa envió un avión de reemplazo que transportó a los pasajeros a Nueva York para después continuar su viaje hasta Seattle, todo mientras investigan las causas del olor a quemado.
El segundo incidente ocurrió el mismo día, cuando un Boeing 737-900 de Alaska Airlines que volaba a Seattle desde Cincinnati tuvo un fallo en uno de sus dos motores poco después de despegar. Afortunadamente, el avión aterrizó sin problemas en Cincinnati y nadie resultó herido.
El tercer incidente también ocurrió el miércoles, cuando un avión de carga Boeing 763 de la compañía de logística estadounidense FedEx aterrizó de morro en Estambul debido a un aparente fallo hidráulico que impidió el despliegue del tren de aterrizaje delantero. Afortunadamente, no hubo víctimas en este caso.
Estos tres nuevos incidentes se suman a la preocupación existente sobre la compañía. El pasado 6 de mayo, las autoridades federales estadounidenses comenzaron a investigar a Boeing después de que el fabricante aeronáutico admitiera que "puede no haber completado" inspecciones del ensamblaje de las alas de algunos aviones 787 Dreamliner.