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Toros

"Zahonero", un miurazo de público

Por Meridiano

Miércoles, 18 de junio de 2014 a las 05:28 am

ZABALA DE LA SERNA

Desde por la mañana había ganas y deseos de Miura en su regreso a Madrid una década después: a la hora del apartado ya se colgó el cartel de «no hay billetes». Por la tarde, se repitió el exitazo. La afición esperaba con respeto y admiración, y cierta psicosis, los míticos miuras. Cuando se arrastraba «Escribano», el último toro, casualmente llamado como el torero de Gerena que nunca debió saltar de este cartel, quedaba en el ambiente una cuesta abajo que los partidarios miureños salvaban con «Zahonero», un torazo (miurazo) cárdeno, con los cinco años cumplidos, alto y muy serio, lidiado como segundo.
«Zahonero» metió la cara en el capote de Javier Castaño, que apostó desde entonces por lucirlo y jugar a favor del toro y del público. Como diría el anuncio, las demagogias se pagan. Por tres veces se arrancó «Zahonero» con muchos metros al caballo, las tres veces agarró Fernando Sánchez una triada de puyazos en lo alto y... las tres veces el miura se repuchó (dentro vídeos). Pero su tremenda movilidad de tren de mercancías y su espectacularidad cautivarían. Toro de público, se dice.

Entre David Adalid y el otro Fernando Sánchez de la cuadrilla de Castaño, su tercero marcó las diferencias con las banderillas o simplemente las marcó Adalid con dos pares muy pasados. Con una predisposición de Madrid como si no hubiese más peonaje en el mundo, saludaron montera en mano.

Javier Castaño siguió siendo generoso ya con la muleta en la mano y las distancias concedidas para que «Zahonero» galopase. Y ahí ya la gente empezó a ver muy mal a Castaño -lo que no discuto- y muy bien al torazo de miura -lo que sí pongo en seria duda-. De cada cuatro derechazos, en uno colocaba la cara abajo el miureño y en los demás la soltaba por arriba en diferentes escorzos: los enganchones compusieron un 80% de la faena. La manera de arrear del torazo tapaba todo. Es bueno que las ganaderías tengan partidarios y que empujen y que vean más allá de lo que realmente hay... En esto se ha convertido en un experto J.C. A nada que se mueva uno de la vertiente torista, lo potencia y consigue hacerlo el toro de la feria, repartir trofeos entre su tropa y quedarse con todas las bofetadas. Conclusión de la gente: Castaño es muy malo porque si el toro ha sido tan bueno, si sus toreros han estado tan bien y él tan mal, no cabe otra. Propongo a Javier para mártir de la bravura. A «Zahonero», que por el izquierdo derrotó menos, o sea que se hacía 'más fácil', le pidieron la vuelta al ruedo en el arrastre. La que nadie solicitó para «Cartuchero» de Puerto de San Lorenzo. Para gustos los colores. Y está bien que haya a quienes prefieran chupar dátiles y otros prefiramos percebes.

El quinto traía aires de vaca vieja, se afligió pronto y terminó por salir un sobrero cinqueño de Fidel San Román con la brusquedad y la aspereza que no tuvo la miurada. Bregó como en el anterior Marco Galán, que se ha echado fama de buen bregador y no pega un capotazo con las zapatillas asentadas. Pues nada.

Los muletazos de la tarde los dibujó un centrado Serafín Marín con un miura que humilló, y tardeó, como ninguno. A Marín no le hicieron puñetero caso; el otro día le sucedió a Urdiales. No sé. O no entiendo. El toro fue el otro de la corrida de Miura. El último pesaba 602 kilos en la tablilla y en la plaza se hacía huesos y piel. Su falta de poder le llevó a defenderse, y Serafín nada pudo hacer.

Como Rafaelillo con el parado, y muy sangrado, primero; el cuarto al menos tuvo un buen inicio por el pitón izquierdo antes de venirse abajo. Rafael entonces se retorció mucho y luego mató de un espadazo.

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