Manuel Vargas | @MA_Vargas7
La tierra del sol naciente tiene una nueva heroína, con una proyección enorme y lo más sorprendente es que esta viene del tenis. Si desde hace tiempo despunta Kei Nishikori y también está en ascenso otro joven en la rama masculina, como lo es Taro Daniel, pero la que sin duda es protagonista en la actualidad es Naomi Osaka.
Buscando conquistar el primer título de su carrera, la joven japonesa mostró su nivel a pesar de la poca experiencia que acumula. Fue Daria Kasátkina quien la sufrió en esta final en la que, con parciales de 6-3 y 6-2, se impuso con suma facilidad para proclamarse campeona del Indian Wells.
En el primer Masters 1.000 del año la propia nipona se quitó piedras del camino, como Maria Sharapova, Agnieszka Radwanska, Karolina Pliskova o Simona Halep, en parte gracias a su potente saque, su endemoniado drive y su buen revés de dos manos; todos ellos aspectos que le permitieron alcanzar un título que la catapulta dentro del mundo del tenis, que desde ya empieza a ver a aquella joven proveniente de una mezcla exótica como una estrella del deporte blanco.
Una unión entre Japón, Haití y Estados Unidos
El romance entre Tamaki Osaka (nipona) y Leonard François (haitiano) produjo el nacimiento el 16 de octubre de 1997, en la prefectura de Osaka casualmente, de Naomi. Radicada en Estados Unidos desde los 3 años su padre decidió cuando se volvió profesional que lo hiciera con pasaporte japonés. Con su base de entrenamiento en Fort Lauderdale, en Florida, se ha convertido en una de las tenistas con más proyección de los últimos tiempos.
Con la misma mentalidad de una joven de su edad, aunque con hábitos más sanos como la lectura, ver películas y jugar videojuegos, se ha convertido en una modelo a seguir. Su carácter extrovertido y bromista la hace un poco dispar a lo que son los habitantes del lejano oriente, pero eso no les ha impedido tomarla como heroína en su país natal.
Pese a que es una figura en Japón no habla mucho el idioma. Su larga estadía en suelo norteamericano no ha sido un factor que haya evitado que aprendiera algunas cosas de su tierra natal; no obstante ya ha expresado que no le gusta usar la lengua japonesa. "Intento estudiar japonés, pero me pongo muy nerviosa cuando lo oigo", explicó en el 2016. "Es muy rápido y a veces suena como si dieran golpes a algo y digo, Dios, no he entendido la primera parte de la pregunta. Entonces parezco idiota y no quiero parecerlo".
Aunque muchos se extrañan de ver a una japonesa de color nadie duda de que esta fiel seguidora de Pokemon es una estrella en potencia y que muchos catalogan como la “Serena Williams” nipona.
A partir de su profesionalización no ha parado de crecer. Con algunas actuaciones destacables en Grand Slams, aunque no tan rutilantes, su nombre se estaba escuchando; ahora tras ganar su primer título, y de Masters 1.000, se oye como un grito de que la sangre nueva está llegando a lo más alto.
"Llegaré a ser la mejor, la mejor que habrá jamás. Eso es una cita de Pokemon, lo siento. Pero, sí, quiero ser la mejor y llegar lo más lejos que pueda", afirmó hace algún tiempo en una entrevista al New York Times. En los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, la ya número 22 del mundo, quiere ser profeta en su tierra; si las lesiones se lo permiten y su crecimiento no se detiene, los nipones pueden tener esperanzas de que ese hecho se vuelva una realidad.