Raúl Pérez / @enriul
2017 está siendo el año de la segunda juventud para Rafel Nadal, y el tenista español lo coronó al alcanzar su tercera final de Grand Slam en lo que va de año, superando en las semifinales del US Open al argentino Juan Martín del Potro (4-6, 6-0, 6-3, 6-2).
Nadal, quien llegó al compromiso de este viernes como favorito, por ser número uno del ranking mundial, pero con el fantasma de haber caído contra Del Potro las dos últimas veces que se vieron las caras (Shangai, 2013 y Río de Janeiro, 2016) y en el único enfrentamiento previo en US Open (2009), sintió la presión inicial.
Del Potro se consolidó sobre la cancha con un portentoso saque y gran dominio de su revés, para derrotar 4-6 al de Mallorca y demostrando que es un verdadero especialista en canchas duras. El público, gran animador del argentino, explotaba de emoción con cada tiro de Del Potro en el primer set.
Sin embargo, la presión y el verse superado, sacó lo mejor de Nadal. Uno de los mejores tenistas de la historia, dejó bien en claro que su intención en este torneo no es otro más que llevarse el título y refrendar, de la mejor manera, su puesto de honor en el ranking de la ATP.
Nadal dio un verdadero golpe sobre la mesa, mostrando que está mejor que nunca en cuanto a su física, con un despliegue maravilloso y aprovechando al máximo su golpeo paralelo, para barrer 6-0 a Del Potro en el segundo set. Nadal estiró la racha en el tercer set, en el que ganó los tres primeros juegos y terminó imponiéndose 6-3.
Del Potro estaba contra las cuerdas, con poco resto físico y listo para sentencia. Fue ahí cuando Nadal olió sangre y aprovechó las flaquezas de la “Torre de Tandíl”, para llevarse el tercer set (6-2) y meterse así en la final del Abierto de los Estados Unidos, en la que se enfrentará al sudafricano Kevin Anderson.
Nadal disputará así su tercera final de Grand Slam en el 2017, luego de caer en el Abierto de Australia ante Roger Federer y superar a Stan Wawrinka en Roland Garros. El español, a sus 31 años, buscará su tercer título en Estados Unidos, y su décimo sexto Grand Slam del año, para alargar así su imborrable leyenda.