César Sequera Ramos || @CSequera11
El medallero indica que Estados Unidos dejó un sello importante, sin embargo, los Juegos Olímpicos de Río 2016 serán recordados como la despedida de atletas históricos y el nacimiento de una generación sumamente prometedora.
Una piscina; dos generaciones
Desde temprano, la natación empezó a entregar datos históricos, y como era de esperarse, todos los ojos del mundo se encontraban sobre dos personas. Uno que se despediría como el más grande y otra que empieza a labrar un camino al olimpo del deporte.
Michael Phelps había anunciado que Río 2016 sería su último rodeo, y se encargó de irse por la puerta grande. El oriundo de Baltimore consiguió la medalla de oro en 4x200 metros libre, 200 metros mariposa, 4x100 combinado, 4x100 libre y 200 metros combinado individual, argumentos más que suficientes para que todos recordemos los Juegos Olímpicos de Río 2016 gracias a Phelps. Además, logró la plata en los 100 metros mariposa.
Con 31 años de edad, el estadounidense quebró todo tipo de marcas, y borró los fantasmas que habían empañado su imagen en los últimos años. Phelps se marchará como el más ganador con 28 medallas (23 de oro) y con un legado que parece imposible de igualar.
Afortunadamente, las piscinas quedan en buenas manos, y Katie Ledecky demostró a la perfección que puede llevar ese peso en sus brazadas. Con apenas 19 años, la nacida en Washington montó un espectáculo en cada competencia y desde ya, se convierte en uno de los nombres a seguir para Tokio 2020.
Después de todo, la exhibición de Ledecky le permitió establecer un nuevo récord mundial en 800 metros libre (8:04.79) y en los 400 metros libre (3:56.46) para conseguir fácilmente la presea dorada. Pero ahí no se detuvo, y expandió su naciente expediente con medallas de oro en 200 metros libre y 4x200 libre.
Ahora la joven es conocida por todo el mundo, y de mantener el paso, sería un interesante candidato a acercarse a Phelps.
Bolt, la leyenda; ¿De Grasse, el sucesor?
Otro que daría sus últimos pasos en Juegos Olímpicos, era Usain Bolt. Pero como ya es costumbre en él, lo iba a hacer con un espectáculo vibrante, y dominio que pocas veces se ha visto en el deporte.
Bolt ganó todas sus carreras, y las transformó en medallas de oro en 100, 200 y 4x100 metros. Ninguna de sus competencias estuvo en riesgo y se marchará de los Juegos Olímpicos como el mejor velocista de todos los tiempos (nueve medallas de oro).
Pero la duda de quién sería el encargado de mantener el interés en la pistas atléticas fue aclarada. Andre De Grasse parece ser el indicado para tomar el testigo de Bolt, y en Río dio una clara demostración de ello.
El canadiense, que apenas cuenta con 21 años de edad, sorprendió a todo el mundo consiguiendo la medalla de bronce en los 100 metros y fue el único que logró escuchar la risa de Bolt en los 200 metros.
La pequeña gigante de la gimnasia
Aunque los especialistas la consideraban la favorita en la gimnasia, pocos esperaban que Simone Biles enseñaran tanto dominio. Después de todo, solamente cuenta con 19 años de edad, y la presión podía jugarle en contra. No pasó.
La estadounidense mandó un claro mensaje que es el futuro (y presente) de la gimnasia y que es el inicio de una carrera que promete terminar con un sinfín de éxitos. Previo a los Juegos Olimpicos, sumó 10 títulos mundiales y se convirtió en la primera gimnasta que suma tres campeonatos mundiales consecutivos, pero fue en Río cuando empezó a construir su camino.
La atleta de solamente 1.45 de estatura, consiguió medalla de oro en salto, general por equipos, suelo, general individual y bronce en viga de equilibrio, colocando el nombre de Simone Biles en todos los diarios deportivos del mundo.
Ahora las expectativas sobre Biles aumentan. Desde ya se convierte en un nombre a seguir para Tokio 2020, y debido a su juventud, sus proyecciones son impresionantes.
Fotos AP