Redacción Meridiano
Jorge Linares cumplió la promesa que le hizo a Gilberto Mendoza, presidente emérito de la Asociación Mundial de Boxeo, antes de que este muriera, en marzo pasado. Ganaría en su nombre el cetro de los ligeros de esa organización. Para hacer buena su palabra tendría que ir a casa del campeón, el británico Anthony Crolla, y delante de su gente, arrebatarle el cinturón. Lo hizo el sábado en la Arena de Manchester y ahora se traza nuevos objetivos.
Existe la obligación para el barinés Linares (31 años de edad) de volver su mirada ahora hacia el montenegrino Dejan Zlaticanin, actual monarca regular de las 135 libras del Consejo Mundial de Boxeo. Linares, soberano en receso de esa misma categoría en el CMB durante su proceso de recuperación de una lesión, ya lanzó el primer jab verbal de esta pega, aún sin fecha. “Ese muchacho habla mucho. Lo respeto por ser campeón mundial, pero el mejor soy yo”, espetó aún transpirando tras superar a Crolla por decisión unánime de los jueces (115-114, 117-111, 115-113). Linares invitó al balcánico a probar sobre el ensogado quién es el supremo exponente de las 135 libras. Ese pleito servirá para darle al peso ligero del CMB un gobernante absoluto.
Zlaticanin es mucho más que un simple bocazas. Permanece invicto en 22 enfrentamientos, y en quince de esas conquistas ha dormido a su enemigo. Con 32 años de edad, tampoco es un “muchacho”, y de hecho es un año mayor que el llanero. Es el primer campeón mundial que sale de su joven país. Será un cruce emocionante.
No obstante, Linares quiere tomar una pausa antes de subir de nuevo al cuadrilátero para la trifulca con Zlaticanin, que en su más reciente combate despachó al boliviano Franklin Mamani por nocaut técnico. “Quiero tomar un descanso y que se cure mi mano”, declaró Linares tras la refriega con Crolla, de quien se declaró “fanático” luego de la tenaz resistencia que le opuso, tanto que hubo momentos en los cuales pareció tomar la iniciativa sobre el entarimado.
Tetracampeón
Con su victoria del sábado, “El Niño de Oro” alcanza la cuarta diadema campeonil en su carrera como profesional. Antes había imperado en las categorías pluma, superpluma y ligero, lo que lo sitúa en un lugar de privilegio entre los boxeadores venezolanos.