Daniel Velásquez Battaglini/ @Danvebatt
Los seres humanos son cuerpo y mente y para tener éxito en la vida hay que trabajar los dos aspectos con el mismo ahínco. En el caso de un equipo deportivo existe un cuerpo técnico que se encarga de ambas funciones: trabajar el aspecto físico y la fortaleza mental es fundamental. Por ello la importancia de la figura de Jeremías Álvarez, coach motivacional, que lleva en sus venas la sangre vinotinto, pues trabaja para la selección sub-17, sub-20 y la absoluta.
Álvarez fue parte del grupo de trabajo que acompañó a Rafael Dudamel y a los 21 futbolistas que hicieron historia en el Mundial de Corea, desempeñando en todo momento su profesionalismo para encarrilar a todo el grupo hacia un mismo objetivo: el éxito.
Para el coach motivacional el logro de esta Vintotino se labró desde muchísimo antes de encarar el máximo torneo de la categoría._“Nuestro trabajo con estos muchachos se da desde el primer módulo que se inició hace dos años en San Felipe, donde nuestro mensaje fue siempre contundente: vamos a clasificar al Mundial de Corea, y lo hicimos. Es decir, todas estas cosas que sucedieron es producto de una cosecha que se regó por bastante tiempo”.
Día a día. Álvarez siempre les inculcó a los chamos vivir el día a día para superar todos los retos: “Trabajamos mucho el vivir el presente. Aislarnos del pasado y del futuro y enfocarnos siempre en vivir el presente. La única manera que tú rindas en el presente es que no pienses en más nada que sea el momento en el que estás viviendo. Si te pones a pensar mucho en lo que puede pasar o dejar de pasar, entonces te desconcentras de lo que tienes que hacer hoy para poder lograr lo demás.”.
También afirmó que parte de la clave de esta histórica hazaña se debe a la gran unión que existió siempre en el grupo:_“Nosotros logramos un nivel de familia y de hermandad tan grande que nos hicimos vulnerables entre nosotros para poder ser invulnerables ante los adversarios. Nunca nos llegamos a sentir solos porque creamos una sola unión vinotinto y unidos pudimos manejar cualquier adversidad y obstáculo que se presentara en el camino”.
La final. Álvarez expresó cómo fue la actividad que tuvieron los muchachos previo a la final del Mundial sub-20 contra Inglaterra.
“Hicimos una activad que me gusta hacer en los momentos más importantes. Trato de que cada uno reconozca lo valioso que es su hermano dentro de la selección. Cada uno se paró y le dio un diploma simbólico a cada jugador de forma aleatoria. Entonces, por poner un ejemplo, yo te daba un diploma de Ronald Hernández, y decías ‘yo siento que este hermano se merece ser campeón del mundo porque es un excelente trabajador, buen compañero, etc’. Hablaban de todas las virtudes que tiene el compañero de manera genuina. Abrimos nuestro corazón entre nosotros y ya afuera nos sentíamos indestructibles”.
El coach tuvo que tratar de manera muy directa la tristeza que se generó tras perder la final. Los muchachos destrozados escucharon atentos las palabras de Álvarez:_“Cuando los vi mal tras la derrota, les repetí lo mismo que les había dicho durante todo el torneo: ‘hay una frase en inscrita en un pasillo del Roland Garros que reza que hay que tratar tanto el triunfo como el fracaso como si se tratara del mismo impostor’. No importa que ganes o pierdas, jamás cambias tu esencia como ser humano, simplemente es el resultado de un juego que se dio. No por eso tenemos que dejar de seguir soñando”.
El “haka”. Se hizo público una arenga de la Vinotinto sub-20 antes de disputar un partido, algo parecido a un “haka”, coreografía y cántico que suelen realizar los jugadores neozelandeses de rugby.
“Ahí utilizamos una práctica de programación neurolingüística que es un anclaje a certeza, donde se busca crear un estímulo externo para recordar una condición emocional interna. Hicimos pues ese anclaje parecido como si fuera un haka, pero realmente no tiene nada que ver. En esa actividad dejamos que ellos lo diseñaran uno en el cual se sintieran identificados y es el que se mostró para todo el campeonato”.