Samuel Aldrey /@SamuelAldrey
Economía del espectáculo, acciones de delito. La Premier League se sumerge en las aguas del mercado del fútbol para situarse en la élite mundial por delante de otras competiciones nacionales, pero los jugadores que participan en el teatro del balompié inglés han navegado por el naufragio de los comportamientos inapropiados e incluso delictivos. En los últimos dos años ya se han publicado en los diarios británicos violaciones, encarcelamientos y ahora maltrato animal.
El caso más reciente lo ha tenido que resolver el West Ham. El conjunto inglés, ubicado en la quinta posición de la tabla, se enfrenta a las denuncias contra Kurt Zouma por posible maltrato animal.
El central francés se cansó de marcar y arremeter contra los delanteros de la Premier y en un video filtrado agrede a su gato con patadas y golpes, el felino iba sin balón. Una agresión que no da lugar a debate. El club lo ha condenado y los hechos se investigan.
Zouma, a sus 27 años, ha ofrecido disculpas en las redes sociales. Una acción que parece ya un ritual: se hace algo que está mal y allá va el mensaje que busca la reconciliación mundial. Así la cultura del consumo imparte para el multitudinario alumnado de la escuela del crimen.
"No hay excusas para mi comportamiento, que lamento sinceramente", ha sido su disculpa pública, pero su imagen ya está manchada y la Premier suma otra escándalo a su lista.
El crimen es el espectáculo en lo extradeportivo, la tendencia no es nueva. Zouma no es el primero ni es el que ha estado en el más escabroso de los delitos, pues en los últimos años en la competición más lucrativa del fútbol se ha vivido un fotograma de delitos que van desde violación hasta delitos sexuales contra menores. Una de las investigaciones acabó con Benjamin Mendy, jugador del Manchester City, en prisión. Al defensa del City se le acusa de nueve delitos sexuales por agresión y violación sexual.
Los escándalos del 2021
El año 2021 fue uno de los que vio más presuntos actos delictivos. Además, de la denuncia de Mendy, la Premier vivió otros dos casos. Uno de ellos en el Brighton, fue detenido por una presunta agresión sexual la policía de Sussex. El club confirmó la investigación, pero se quedó al margen y no filtró la identidad.
También hubo un caso de abuso sexual a una menor. La policía de Manchester detuvo a un hombre y luego fue liberado bajo fianza. Justo después el Everton emitió un comunicado en el que decía que suspendía a un jugador del primer equipo.
Sin embargo, los datos redujeron los sospechosos hasta dar con Sigurdsson. El jugador del Everton no ha vuelto a jugar desde entonces.
Este año un acaso de agresión fue la tapa de los diarios ingleses. Mason Greenwood, delantero del Manchester United, fue acusado de violación y agresión a su pareja. Las consecuencias de su acto han acabado su carrera; Nike se desligó del jugador y el Manchester United no quiere contar más con el delantero de 20 años.
Así la Premier tiene espectáculo en el campo y un festival delictivo fuera de él.