El proyecto para la edificación del nuevo estadio del Roma, un coliseo de 52.500 asientos, se ha convertido en un tema de debate político y ha generado división incluso dentro del Movimiento 5 Estrellas (M5S), que gobierna en la capital italiana.
El presidente del Roma, el estadounidense James Pallotta, promovió desde su llegada al club capitalino en 2011 un proyecto para proporcionar al equipo un estadio de propiedad pero su propuesta generó polémicas, tanto a nivel político como social.
En 2014, la Junta del entonces alcalde Ignazio Marino, del gubernamental Partido Demócrata, aprobó una declaración de público interés para la edificación de esta instalación.
Pero en los últimos días, el M5S, que gobierna ahora la capital, ha dado opiniones contradictorias sobre ese tema.
La semana pasada, el vice-alcalde Luca Bergamo declaró al salir de un encuentro con los representantes del Roma que las partes se habían acercado, pero poco después la alcaldesa, Virginia Raggi, negó con firmeza todo tipo de acuerdo.
Después de rechazar la candidatura olímpica de Roma para los Juegos de 2024, el M5S recordó que quiere evitar la construcción de instalaciones que puedan tener un impacto ambiental excesivo, que conlleven un riesgo de despilfarro de dinero o que puedan ser un foco de corrupción.
Desde el Roma, sin embargo, alegan que el proyecto ha sido elaborado en colaboración con compañías líderes en ámbito inmobiliario y que el estadio tendría un efecto económico y social muy positivo para toda la ciudad.
El club informó de que tomó en consideración más que 80 zonas y que vio en Tor di Valle (sureste de Roma) el sitio más adecuado, ya que se encuentra en una posición estratégica, a unos veinte minutos del centro de la ciudad y del aeropuerto.
El proyecto, que costará cerca de 2.400 millones de euros, estará completamente financiado por el presidente del Roma junto con algunos inversores italianos y estadounidenses, por lo que no tendrá ningún peso en las cajas del estado, señaló el club capitalino.
Mientras que el estadio Olímpico es propiedad del Comité Olímpico Italiano (CONI), la nueva estructura sería propiedad del club pero se construiría en un espacio que pertenece al consistorio romano.
El Roma pretende recalificar esta zona que en los últimos años ha estado abandonada, mejorando las infraestructuras y construyendo zonas verdes públicas, restaurantes, museos y aparcamientos.
Para facilitar los desplazamientos al nuevo coliseo, el Roma tiene previsto financiar la edificación de un puente peatonal y la prolongación de la línea B del metro.
Entre las voces críticas, se encuentran aquellas que apuntan a que la zona elegida por el Roma tiene un alto riesgo hidro-geológico y consideran que se trata de un sitio de "interés cultural".
Precisamente, la Superintendencia para la Arqueología, el Arte y el Paisaje subrayó que en la zona en cuestión hay un hipódromo que es una pieza cultural de gran relevancia para la ciudad, a pesar de que esté abandonado desde hace años.
Los críticos arremeten además contra el llamado "Business Park", un espacio que comprenderá la construcción de tres torres que servirán como sedes de oficinas y compañías.
Faltan menos de dos semanas para que el Ayuntamiento dé una respuesta definitiva y la situación del estadio del Roma sigue envuelta en dudas.
En las últimas semanas, el técnico del Roma, Luciano Spalletti, pidió públicamente en televisión a las distintas partes que lleguen a un acuerdo y lo hizo de manera irónica, expresándose en el dialecto de la capital italiana.
"Famo sto stadio!" (¡Hagamos este estadio!), afirmó el entrenador italiano, cuya exclamación tuvo una gran repercusión no sólo en las redes sociales sino también entre figuras de la política, que la utilizaron para defender su posición.
El Roma vive estas semanas con impaciencia y con el deseo de que el Ayuntamiento dé el anhelado visto bueno el próximo 3 de marzo.
El nuevo estadio sería la cuarta instalación de propiedad de un club de la Serie A italiana (Primera División), después del Juventus Stadium (Juventus), el Mapei Stadium (Sassuolo) y la Dacia Arena (Udinese).
EFE.