Manuel Vargas Vilera | @MA_Vargas7
La alegría en el Real Madrid tiene justo ahora un solo nombre y protagonista: Rodrygo Goes. Y es que el brasileño parece que trajo consigo una chispa especial, y muchos goles, que no solo le dan satisfacciones al equipo, también le dan puntos, algo que el Galatasaray puede confirmar y de sobra.
El conjunto merengue dominó de una forma apabullante desde el primer instante, pero la personificación máxima de superioridad la representó un Rodrygo que acumula tanta magia que los turcos no saben aún si fue el futbolista o Criss Angel disfrazado el que los golpeó. En dos chispazos al comienzo del choque dejó pasmada a la defensa rival y puso de pie a un público que ni se había terminado de acomodar en su puesto.
Marcelo fue el elemento agitador por la banda izquierda y dejó constancia de que no hay mejor lateral zurdo en ataque que él. Si bien fue el joven carioca el que facturó todo y se llevó los flashes de las cámaras, fue el lateral quien armó toda la escenografía para la sesión fotográfica. Dos centros, un zurdazo después de dejar desparramado un defensor y luego un cabezazo, certificaron que para el Madrid nació un nuevo ídolo.
Zidane acertó de lleno en atreverse con el joven de 18 años, que representa esa alegría y ese gol que tanta falta le hacen a los blancos últimamente. De hecho, ese júbilo se contagió tanto que hasta el VAR al fin le sonrió y una jugada que pareció intrascendente la transformó en un penal que Sergio Ramos convirtió de forma habitual: con Panenka y suspenso en partes iguales.
Para ese momento el Galatasaray era completamente invisible y de Courtois no había noticias, no porque también hubiese desaparecido, sino porque los turcos no se habían ni acercado a verlo. En cambio en el club merengue los jugadores aparecían de forma brillante. Hazard dejó detalles del gran jugador que compraron del Chelsea; Valverde siguió su ascenso en un mediocampo en el que ya es en indispensable; Casemiro fue un muro intraficable; y Kroos controló el juego como la mente maestra que es y que él mismo había olvidado. Todo marchaba tan bien que hasta dio chance para que Rodrygo intercambiara papeles y en el cuarto gol fue él el que asistió a Benzema para que se uniera a la fiesta.
Los blancos fueron felices y en el segundo tiempo lo que hicieron fue confirmarlo con más detalles de calidad de todos, en especial de un Hazard que al fin despertó y un Benzema que marcó un tanto más y que sigue en modo ‘Rey Midas’, porque todo lo que toca lo convierte en oro. Rodrygo completó su hat-trick con un toque tan sutil como mortal y cerró así una goleada de esperanza.
En Champions el Madrid volvió a sonreír gracias a Rodrygo; ahora esa felicidad y, sobre todo los goles, deberán contagiarlos en LaLiga donde también hacen mucha falta, pero con el brasileño en ese estado nadie duda que todo es posible.