Manuel Vargas | @MA_Vargas7
Luka Modric volvió a maravillar a todo el mundo del fútbol con una temporada sublime que no terminó pasando desapercibida para nadie y que ha sido muy bien recompensada con su nominación al premio al Mejor Jugador de Europa de la UEFA.
La ceremonia que se celebra en el Fórum Grimaldi de Mónaco no solo tendrá como centro de atención el destino de los 32 equipos clasificados a la fase de grupos de la Champions League, sino también descubrir si el croata podrá superar a Mohamed Salah y a Cristiano Ronaldo, en su carrera por coronarse como el mejor futbolista del “Viejo continente”.
Palmarés y méritos de sobra
Modric protagonizó la que seguramente fue la mejor temporada de su carrera. El balcánico dirigió con total maestría a un Real Madrid que, pese a su inicio difícil en la Liga, fue un verdadero martillo pilón en la Champions.
El club merengue basó gran parte de sus éxitos en el poderío goleador de Cristiano Ronaldo, pero sin la ayuda inestimable del trabajo poco perceptible de Modric, las cosas habrían resultado muy complicadas.
Su habilidad para el corte, el pase y la visión de juego lo hacen un jugador imprescindible para el juego del conjunto blanco. Aunque no es un trabajo tan pesado como el de Casemiro ni tan controlador como el de Kroos, su clase y maestría lo convierten en parte fundamental de la medular. Y es que su labor incansable ligada a su calidad a la hora de crear juego es lo que lo transforman en el verdadero director del Madrid.
Además, colaboró con dos goles y ocho asistencias en 43 partidos disputados, en todas las competiciones, con la “Casa Blanca”. Con su ayuda el Madrid pudo proclamarse campeón de la Supercopa de Europa 2017, la Supercopa de España 2017, el Mundial de Clubes 2017 (donde fue nombrado Mejor Jugador del torneo), acabar tercero en Liga y coronarse campeón de la Champions League 2017-2018.
Un Mundial al que solo le faltó llevarse el trofeo
Si la campaña de Modric con el Madrid fue muy buena, lo que hizo con Croacia llega a niveles de héroe nacional. Porque que los balcánicos llegaran a la final del Mundial de Rusia 2018 era algo impensable y se volvió realidad gracias en gran parte al genio de Zadar.
El combinado ajedrezado estuvo esplendido en la fase de grupos, con un partido espectacular ante Argentina, y con Modric en plan estelar en cada uno de esos encuentros, hecho que a partir de octavos se hizo más patente.
Con Modric a la cabeza Croacia jugo estupendamente y, a pesar de pasarla difícil ante Dinamarca, Rusia e Inglaterra, logró meterse en la final de forma increíble. Sin embargo, al final no pudieron vencer a una selección de Francia que actuó como un equipo coral durante todo el torneo.
Su gran Mundial solo le faltó ser coronado con el título y aunque no lo pudo alzar, fue consolado con el merecido premio al Balón de Oro del Mundial; premio totalmente merecido al que sin duda fue la estrella más resplandeciente en Rusia.
El brillo de Modric no está en los goles, se encuentra más bien en el juego. Su nominación responde a esa premisa y si la indecente cantidad de tantos con la que se hincharon sus dos competidores no opaca su gran número de trofeos y su aún más amplia calidad, Modric tendrá muchas posibilidades de levantar el premio con todo merecimiento.