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La Vinotinto

Irán le dejó trabajo a Venezuela para el 2019

Por Meridiano

Miércoles, 21 de noviembre de 2018 a las 12:55 pm

Manuel Vargas | @MA_Vargas7

La Vinotinto volvió a comparecer a las canchas y esta ocasión- ante Irán -ofreció una imagen más irregular que ante los nipones. El resultado de 1-1 puede considerarse como “positivo”, más al ver lo que ocurrió en el terreno de juego, en el que la suerte y un gran Faríñez salvaron el empate.

Para el conjunto de Rafael Dudamel el duelo ante Irán representó el último partido del año; sin embargo tras observar algunas cosas puntuales en el desarrollo del mismo, las conclusiones que dejaron los persas fueron muy variadas.  

Los laterales naufragaron

Uno de los aspectos que quedaron palpables del enfrentamiento entre criollos e iraníes, fue la tibieza con la que se desempeñaron ambos laterales venezolanos: Ronald Hernández y Bernardo Añor.

El lateral derecho estuvo regular gran parte del partido, pero mediada la segunda mitad comenzó a sufrir… y mucho. Aunque el trivote criollo trató siempre de achicar agua, la poca implicación de Córdova en defensa y el mismo partido irregular del jugador del Stabaek hicieron que padeciera a Gholizadeh, Ghoddos y compañía; no obstante, nadie sufrió tanto como Añor.

Para el lateral izquierdo fue un verdadero suplicio todo el duelo. Casi todos los ataques se volcaron por su banda y Machís, que apareció solo en el gol, no se acordó nunca de la defensa. Añor se vio completamente superado y errático en un debut en el que cometió errores, como entregas a rivales y rechazos a donde no debía, que pudieron costarle muy caro a la selección.

Todos esos fallos, principalmente del costado zurdo, se combinaron con el hecho de que su aportación en ataque fue nula, algo que el combinado llanera había venido aplicando en sus últimos encuentros y ante los persas esa faceta brillo por su ausencia.

Un trivote que no funciona

La fórmula del trivote se utilizó en esta doble fecha FIFA; pero si contra Japón generó dudas, ante Irán se comprobó que está bien lejos de desempeñarse como quiere Dudamel, por no decir de lleno que no funciona.

Tomás Rincón, Yangel Herrera y Junior Moreno no cumplen las mismas tareas; sin embargo sus posiciones en el campo los hacen muy similares. En el apartado defensivo y de repliegue tratan de cumplir y aportar, aunque en ocasiones se ven superados como ante Irán, no obstante en lo que se refiere al ataque ahí es donde quedan a deber y poco se les puede culpar, porque sus características de juego poco tienen que ver con esas cualidades.

Si bien Rincón y, en menor medida, Moreno lo intentan (el capitán dio el pase para el gol), su función principal no es esa, por eso se entiende menos la inasistencia en el trivote. Tal vez se desee aplicar para más dominio en el medio y enfocarse en atacar por las bandas, pero no se ve ni lo uno ni lo otro.

La ausencia de un “10” hace que se distancie más el mediocampo con el delantero de turno (Josef Martínez casi ni la tocó ante los iraníes), además de que aumenta la falta de gol por la que está pasando la Vinotinto. Tal vez el trivote funcione para partidos específicos, pero si lo que se busca es el gol, esa no parece ser la vía para conseguirlo.

Revulsivos que suelen mejorar la cara del equipo

Ante Irán se volvió a demostrar que los jugadores que vienen de la banca le dan un nuevo aire a la Vinotinto, no solo por el hecho de que son gente fresca la que ingresa, sino que también hacen que el sistema táctico cambie y el equipo se beneficia.

Savarino, “Cariaco” González, Eduard Bello, Jhon Murillo, Andrés Ponce… en cada una de las ocasiones en las que han venido del banquillo han rendido en forma de buen juego, asistencia o goles. Frente a los iraníes, para no ir tan lejos, la entrada de Savarino ocasionó que Venezuela tuviera alguien que creara jugadas y el ritmo del partido cambió a favor de una selección criolla que comenzó a atacar más.

Si bien fungen como buenos recambios, su ingreso desde el inicio del partido le podría otorgar otras variantes al equipo. Sin embargo, si Dudamel los tiene en el banco sabe que puede contar con varios futbolistas que pueden darle una vuelta a una situación difícil.

Pruebas donde no son necesarias

El conjunto criollo no ha repetido alineación en ninguno de los seis amistosos que enfrentó en este 2018, algo que es entendible dado que tras tantos meses si jugar se necesitaba probar piezas de cara a las venideras competencias; sin embargo, hay puestos en los que seguir probando se hace contraproducente.

La defensa es uno de los lugares donde más pruebas se han dado y donde el equipo debería estar mejor definido. Con hombres como Rosales, Mago u Osorio no hacen falta más pruebas, deberían ser de la partida de aquí a lo que resta para que se vayan acoplando a lo que quiere el entrenador. Variar en esas posiciones no hace falta y a la hora de la verdad podría dificultar su entendimiento si no trabajan juntos.

Otros puestos como los de Otero y el acompañante definitivo de Rincón tampoco deberían rotar, porque para la Copa América no falta mucho y mientras más compenetrado esté el equipo en esas posiciones claves, pues mucho mejor.

Rincón y Faríñez aportan luz

Con algunas cosas que mejorar la selección cuenta con algunas buenas actuaciones en cada partido, pero hay dos baluartes que nunca defraudan o por lo menos mantienen el nivel cada vez que se enfundan la elástica vinotinto.

Rincón pone su entrega a servicio del equipo, algo que siempre hace, pero en estos últimos encuentros su experiencia táctica le ha permitido aportar tanto en el repliegue como en la recuperación. Su voracidad lo hace llegar casi siempre a posiciones de disparo y, aunque no es su labor, también a crear ocasiones de gol.

El capitán no se esconde y en esta doble fecha rindió a un gran nivel, con gol (ante Japón) y asistencia (Irán) demostró que con la Vinotinto siempre rinde.

Finalmente, con Faríñez en el arco se tiene a un verdadero superhéroe. Si Thanos destruyó a la mitad del universo Marvel, no sería extraño que reclutaran al joven portero venezolano para que prestara sus servicios a Los Vengadores.

Su parada en los primeros compases del partido con todo el cuerpo, al estilo Casillas, fue superlativa. Y no solo esa; ya sea con las manos, pies o rodilla el de Nuevo Horizonte es el pilar que sostiene el marco venezolano.

En el pasado el portero de Venezuela siempre destacaba, pero no hay dudas que con Faríñez la figura del guardameta sobresale por encima del resto y lo pone como el mejor de una selección que se compone desde sus paradas.

Venezuela no volverá a reunirse hasta mediados de marzo, en la próxima fecha FIFA, hasta entonces Dudamel tendrá varias cosas que pensar con respecto al equipo que se medirá en Brasil en la próxima Copa América de 2019.

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