Alfredo Coronis A.
Fue una mañana templada de Zurich (Suiza). Rafael Esquivel estaba en el restaurante del Hotel Baur Au Lac tomando un café. En el lugar había un ambiente tenso. Se rumoraba que Estados Unidos estaba detrás de varios directivos de FIFA y en cualquier momento iba a atacar. Sin embargo, momentos previos al sexagésimo quinto congreso de la FIFA, todo parecía tranquilo.
Rafael Esquivel subió a su habitación y en un movimiento relámpago cayeron varios de sus colegas. El temor se confirmaba. “Él pudo haber huido, pero estaba tranquilo y sabía que podía caer”, dijo Adelis Fusil, presidente de la Asociación de Zulia, quien acompañaba a Rafael Esquivel en ese entonces.
Volvieron por él
Sin mayores oposiciones se entregó a la justicia local. En ese primer golpe cayeron Eugenio Figueredo, Eduardo Li, José María Marín, Julio Rocha, Costas Takkas y Jeffrey Webb.
El entonces presidente de la Federación Venezolana de Fútbol permaneció encerrado en una celda medianamente cómoda en Suiza luchando por no ser extraditado, hasta que casi nueve meses después, en marzo, aceptó estar bajo el ojo de la justicia estadounidense.
Desde ese 27 de mayo hasta hoy cambiaron muchas cosas. El presidente de la FVF es otro (Laureano González) y el de la FIFA, también (Gianni Infantino). Tanto el ente global como el local intentan recuperar casi desesperadamente la credibilidad y en Venezuela, el tema económico toca duro la puerta. En el mundo, el balompié intenta reordenarse y en Venezuela busca lo mismo, aunque en forma de lucha de poderes emergentes.
Esto no termina
Rafael Esquivel, al igual que el resto, espera sentencia. Se le acusa de conspiración, soborno y corrupción en cuanto a derechos de televisión para eventos (Copa América, etc.) entre 2003 y 2011, con especial ojo en la Copa América 2007, la cual organizó Venezuela. Según el documento acusatorio, Rafael Esquivel habría recibido un millón de dólares en sobornos por este evento específico, así como otros $3,5 millones durante los períodos antes mencionados, así como otras “comisiones” de 250 mil, 400 mil y 500 mil dólares.
Al sol de hoy no se sabe si es culpable o inocente. Hay una audiencia para agosto, pero en el entorno del expresidente (o presidente, porque aún no ha sido suspendido definitivamente por FIFA) consideran que el veredicto se dará en el primer trimestre de 2017.
Por lo pronto, Rafael Esquivel puede caminar en su urbanización en Miami, pero sin movilizarse mucho, pues su brazalete con GPS podría delatarle. Más hacia el sur, en Venezuela, hay una lucha de poderes y una estructura que hace todo lo posible para mantener su forma de operar sin el caudillo.