Héctor Rojas
Ya lo hecho en el semestre quedó en el pasado. La victoria 3-0 obtenida por Zamora ante el Deportivo Anzoátegui en la decimosexta jornada quedó para las estadísticas y a partir de esta noche se jugará la final para disputar el título del Torneo Apertura y lo que es mejor, un cupo a la Copa Libertadores de 2017.
Ambos equipos llegan tras superar de manera contundente a sus respectivos rivales en semifinales. Por un lado, el Deportivo Anzoátegui arrolló al Aragua con una goleada por 6-0, mientras que Zamora despachó al Caracas 2-0 tanto en la ida como en la vuelta.
“Desde que comenzó el octogonal hemos jugado con el cuchillo entre los dientes, sabiendo que una mala tarde o un mal partido nos eliminaba del torneo. En las finales se juega con mucha presión. No es un fútbol muy bonito, pero son partidos únicos”, analizó Luis Melo, volante y compañero en la contención de Luis Vargas.
Al jugador de 24 años de edad le tocó reemplazar al mediocampista Arles Flores en la semifinal ante Caracas, por la convocatoria de este último con la selección nacional. “Nadie trabaja para ser suplente. Cuando entramos a la cancha a reemplazar a un compañero no se notan grandes diferencias y a pesar de que cada jugador es técnicamente diferente el Zamora no pierde la esencia”, añadió.
Por último, Melo calificó al Deportivo Anzoátegui como “un equipo fuerte y veloz, que presiona alto con jugadores de jerarquía como Juan Fuenmayor y Charlis Ortiz”.
Van por más
Deportivo Anzoátegui es el equipo que llega a la final sin ser favorito, pero a su vez agigantado por una serie de resultados inesperados. Ganaron de gran manera su serie ante Mineros y remataron al Aragua en su cancha con goleada, con un juego en el que aprovechan las debilidades del contrario a base de transiciones rápidas y una efectividad pura.
“No existe nada más importante que el funcionamiento del equipo. Es allí donde radica el punto de inflexión de todo esto. Los muchachos han entendido la idea y una vez que la plasmaron en la cancha los actores principales han sido ellos”, analizó Nicolás Larcamón, técnico del Deportivo Anzoátegui, sobre el éxito conseguido hasta el momento.
Una vez que llegó a esta instancia, el argentino no desea conformarse con la clasificación a la Copa Suramericana, ya que “estamos ante 180 minutos que pueden cambiar el rumbo de nuestra carrera. Alcanzar un cupo a una Copa Libertadores es el máximo objetivo que puede esperar un club a nivel nacional”.
Sobre el partido ante el Zamora considera que “será muy táctico, en el que cada equipo tratará de capitalizar las oportunidades”.
“Zamora es un equipo sólido en la defensa, por lo que va a ser difícil encontrarle fisuras, pero a veces las circunstancias del partido pudiesen invitar a que se abran un poco y nosotros podamos hacernos dueños de la pelota”, analizó Nicolás Larcamón.
Juventud, divino tesoro
La final será disputada entre dos de los técnicos más jóvenes del país. Por un lado, Francesco Stifano cuenta 36 años, mientras que por los aurirrojos, Nicolás Larcamón cuenta 31, mucho menos que algunos jugadores (Renny Vega, Juan Fuenmayor, Alexander Rondón y Johnny González) en su plantilla. “En la madurez con la que se trabaja día a día está la mejor garantía para encontrar el respaldo de la gente que es más grande que uno (en edad). En el plantel tengo a jugadores que no han visto minutos y ejercen una presión diferente a la que puede ejercer un juvenil (...) uno no negocia el trabajo, el esfuerzo y el respeto, yo la verdad trato de estar ajeno a si soy muy joven o no, trato de llevarla con naturalidad para que la vida me siga sorprendiendo con casos cada vez más grandes”, concluyó.