ROBERTO GÁLVEZ
AS.Com
Charles Aránguiz fue la gran figura en la agónica victoria de Chile ante Argentina. El mediocampista administró los tiempos de un mediocampo que, en ocasiones se desordenó en mitad de cancha, pero que supo volver a la calma con el silencioso trabajo del jugador del Inter brasileño.
En el primer tiempo, ayudó en el marcaje a Lionel Messi, que en el papel era el más peligroso en el conjunto trasandino. Aránguiz supo cubrir bien la plaza de Marcelo Díaz cuando este quedaba como último hombre cooperando a Silva, y se proyectó de manera tímida en labores de ataque.
En el complemento, ya se le vio en labores más ofensivas, debido al retroceso de Argentina en sus líneas, aunque no olvidó el trabajo defensivo y siguió haciendo el ida y vuelta. Apoyó constantemente el juego de Jorge Valdivia, y se complementó más con Díaz, haciendo recordar los tiempos en que ambos eran jugadores de Universidad de Chile. Un silencioso trabajo del formado en Cobreloa.