César Sequera Ramos || @CSequera11
Luego de semanas cargadas de encuentros emotivos y mucha adrenalina, solamente hay algo claro en el Clásico Mundial de Béisbol: habrá un nuevo rey. Puerto Rico y Estados Unidos son los postulantes al trono; Los Ángeles el escenario de la batalla.
Ambos equipos se conocen a la perfección. Ya se midieron en la ronda anterior con los mismos abridores, poseen jugadores que se ven continuamente en las Grandes Ligas y el tinte político crea un aura especial en la final del torneo.
Estados Unidos, con un roster lleno de estrellas como Giancarlo Stanton, Nolan Arenado y Buster Posey, sacaron de contienda a una selección de Japón que ya tiene dos títulos en el certamen. Mientras que Puerto Rico, y su talentosa plantilla comandada por Javier Báez, Carlos Correa y Francisco Lindor, eliminaron a República Dominicana para dejar el trono del Clásico baldío.
Con la intención de demostrar que Norteamérica son los dueños del béisbol, Jim Leyland manda al montículo a Marcus Stroman como su abridor. El diestro de los Azulejos de Toronto tiene efectividad de 3.86 en las 9.1 entradas que ha lanzado en el torneo.
Mientras que Edwin Rodríguez desea celebrar el campeonato que estuvieron cerca de concretar en 2013 y está convencido que Seth Lugo puede lograr ese objetivo. El joven de los Mets de Nueva York tiene dos victorias en el torneo—una contra Estados Unidos, y su efectividad de 2.45 demuestran el dominio que ha tenido.
Todo indica que será un encuentro cerrado y con claves específicas. Estados Unidos necesita que su blindado bullpen aparezca con ventaja en el marcador, mientras que Puerto Rico espera que su ofensiva abra el juego para dar tantas responsabilidades en su débil cuerpo de relevista.
El trabajo y experiencia Yadier Molina vuelve a ser determinante. No solo por su capacidad para manejas los lanzadores boricuas, sino por su ofensiva que ya ha sido importante para regresar a la final del Clásico.