Marielis Airam Briceño || [email protected]
“Estoy contento por regresar al estadio que me vio nacer como pelotero. Aquí me hice y aprendí a ser el pelotero que soy”, dijo José Castillo sobre el Estadio Universitario de la UCV.
Corría el año 1999 cuando el joven de 18 años de edad, oriundo de Las Mercedes, Guárico, dio sus primeros pasos en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Entonces vestía la camiseta de los Leones del Caracas, divisa con la que logró un título (2009-10) en los 11 años que estuvo con ellos. En su primer año en la LVBP demostró de qué estaba hecho y supo sacar provecho de cada una de las oportunidades que tuvo en ese año. En apenas 12 juegos conectó 10 imparables, tres dobles, impulsó cinco carreras y anotó seis para dejar su promedio ofensivo en .278.
“De mi paso por Leones me quedo con la familia que teníamos en ese dugout”, explicó el infielder, que también es conocido como “El Hacha”. Tal vez por eso se siente como pez en el agua cada vez que salta al diamante del coso de los Chaguaramos.
Horas previas al primer duelo capitalino entre Tiburones y Leones, Castillo bromeó y conversó con uno de sus ex compañeros, Jesús Guzmán.
“Él (Guzmán) es como un hermano para mí. Compartimos y vivimos muchos momentos importantes dentro y fuera del terreno de juego, así que no puedo sino estar contento por lo que está haciendo y por lo que juntos hicimos cuando coincidimos en el Caracas”, sostuvo.
En su última temporada con los melenudos, Castillo conectó tres cuadrangulares para dejar un número redondo con esta organización (70).
El infielder guariqueño debió esperar para ver su sueño hecho realidad en el beisbol de las Grandes Ligas, después de haber sido firmado como agente libre en 1997 por los Piratas de Pittsburgh. No fue llamado al equipo grande sino hasta el 7 de abril de 2004 en la derrota de los Piratas, 5-4 ante los Filis de Filadelfia. En aquella oportunidad “El Hacha” se fue de 4-1 con dos ponches incluidos.
Sus años previos en la pelota invernal venezolana le sirvieron no solo para ganar experiencia, sino para madurar como jugador y hacerse un lugar en la MLB. En su año de novato conectó ocho jonrones, remolcó 39, anotó 44 y dejó su promedio al bate en .256, con 98 hits en 129 juegos, que de hecho fue su campaña mas larga en la Gran Carpa.
Después de cuatro años productivos con los Piratas pasó por los Gigantes de San Francisco y los Astros de Houston en 2008 para poner fin a su carrera en Estados Unidos.
Dicen que de las adversidades se aprende y José Castillo ha logrado sacar ventaja y cosas positivas cuando los cambios han llegado a su vida deportiva.
Bravos de Margarita lo acogió en la 2011-12 y supo responder; conectó 32 imparables en 38 juegos además dejó su promedio al bate en .237 con 16 impulsadas ese año.
Ya en la 2012-13 se trasladó hasta Anzoátegui para consolidarse como una pieza clave en la novena que alcanzó el título de la LVBP en la 2014-15.
“Con Caribes también hice una familia y eso fue fundamental para el éxito del equipo. Afortunadamente mi personalidad me ha permitido encajar de manera positiva por cada una de las instituciones en las que he estado”, explicó Castillo.
En la actualidad es uno de los pocos jugadores activos con oportunidad de alcanzar los 900 hits en la pelota local. Y después de 17 años de su estreno sigue disfrutando del beisbol.
Ejemplo y poderío
Los números hablan por sí solos; de por vida tiene un AVE .306 en el beisbol venezolano. Por ello la organización de Tiburones de La Guaira recibió con agrado el cambio que trajo a José Castillo hasta sus filas.
En lo que va de la presente campaña ha sido el hombre de poder. Tras la salida de Alex Cabrera, “El Hacha” ha asumido el rol de toletero de los escualos. Con jugadores en base batea para .471 (17-8) con ocho sencillos y par de dobles y con hombres en posición anotadora va de 9-6 con un promedio ofensivo de .667 ha remolcado seis carreras, pese al complicado arranque que ha tenido el conjunto salado.
“Debo dar gracias a Dios principalmente, y los Tiburones, por creer en mí y brindarme la oportunidad de estar aquí. Estoy demostrando que aquí queda José Castillo para rato, que el cambio valió la pena. Ahora solo me toca seguir trabajando y poniendo el 100% de mí en todos los juegos”, afirmó.
A sus 35 años de edad, José Castillo es una persona completamente distinta a aquel adolescente que debutó en 1999. “Con el paso de los años uno mejora, no solo en el beisbol, sino en la vida en general. Yo ahora siento que tengo cierta responsabilidad con los jugadores que vienen en ascenso y que serán el relevo de los que ya estamos establecidos”, añadió quien hoy es capaz de acercarse a los novatos y conversar con ellos sobre los aspectos que mejorar en su juego.
La mejor manera de ayudar, para José, viene con el ejemplo. “Ser líder no es fácil y menos en esta pelota. Sin embargo yo he asumido ese papel ahora, tras la salida de Alex Cabrera, con mucho optimismo seriedad, compromiso y disciplina. Ayudar a las generaciones de relevo es un reto. Yo trato de aconsejarlos y guiarlos dentro del clubhouse. Les digo qué hacer para mejorar al momento de batear, pero eso al final está en cada uno de estos muchachos. Por supuesto hay quienes te siguen la pista y tienen éxito. Además esta liga es una ventana para llegar a otros países. Por eso también les digo que aprovechen de mejorar lo que puedan aquí porque esta es una liga que ayuda al crecimiento y que de esa manera pueden ir a Estados Unidos y demostrar su talento al máximo”.