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2017: Cara y cruz para Omar Vizquel

Por Meridiano

Sabado, 23 de diciembre de 2017 a las 06:00 pm

Un año, cualquiera de ellos, dura no más de 365 días. Así fue este 2017 para la mayoría de los mortales, pero no para Omar Vizquel. El astro venezolano, uno de los mejores peloteros defensivos que ha visto el beisbol, tuvo uno de los años más largos de la historia de la humanidad.

Hay que remitirse al mes de noviembre de 2016 –sí, 2016–, para conseguir el inicio de la temporada del caraqueño, cuando se suscitó la polémica alrededor de su presencia como manager de Venezuela en el Clásico Mundial de Béisbol de 2017.

Su presentación en un evento público con el uniforme de la selección, la poca comunicación con el gerente del equipo, Carlos Guillén, y la desinformación general, colocaron a Vizquel fuera del dogout tricolor, en detrimento de Eduardo Pérez, según diversas fuentes conocedoras del tema.

Las reacciones no se hicieron esperar, de lado y lado. Peloteros de la talla de Félix Hernández, Víctor Martínez o Miguel Cabrera, dejaron en claro que no estarían presentes en el torneo si Vizquel no tomaba las riendas del equipo y la presión, de los protagonistas y de la prensa, fue tal, que tanto Guillén como el propio Vizquel, debieron salir públicamente a ratificar la presencia del segundo al frente de la Vinotinto del béisbol.

Así, con ese torbellino, arrancó la campaña de “Kike”. A pesar del tumulto, la mayoría de los criollos se juntaron, llenos de ilusión, para afrontar el evento global, de la mano de un pelotero al que crecieron admirando. Vizquel, en su primera experiencia como estratega, tomó bajo su manto a José Altuve, Félix Hernández, Miguel Cabrera o Carlos González, integrantes de una de las mejores camadas de peloteros que ha dado el país.

A pesar de las buenas sensaciones en los amistosos preliminares, Vizquel se chocó de frente con la realidad el 10 de marzo, cuando Puerto Rico (a la postre finalista del evento) derrotó 11-0 a una Venezuela que tan solo pudo conectar tres inatrapables y terminó por la vía del “KO” en siete entradas.

No pudo existir peor debut en la carrera como mánager para Omar, quien durante 24 años se dedicó a deleitar a los amantes de la pelota dentro de los diamantes de Grandes Ligas, convirtiéndose en uno de los mejores campocortos defensivos de la historia.

En su segundo duelo, ante Italia, la imagen no mejoró para los de Vizquel, a pesar de conseguir el triunfo 11-10, gracias a un doble de Martin Prado en la décima entrada. Las pocas variantes que manejaba Vizquel, la tardanza al momento de retirar a los lanzadores de la lomita, comenzaron a jugar en contra del criollo.

Una nueva derrota, esta vez ante México (11-9) , puso a Venezuela contra las cuerdas en la primera fase, pero un nuevo triunfo ante Italia (4-3) y una especie de suspenso matemático (se estuvo unas horas calculando el diferencial de carreras y los términos del torneo), le dio a Venezuela el pase a la siguiente etapa.

A pesar del impulso que podía haber tomado la selección, una serie de decisiones controversiales de Vizquel, como dejar a José Altuve sentado en el dogout, condujo a que Venezuela fuese barrido en tres compromisos, ante Puerto Rico, Estados Unidos y República Dominicana, y que los criollos tuvieran que tomar un boleto temprano de regreso a casa.

Así concluyó la primera experiencia como timonel de Vizquel, con cinco derrotas y dos victorias, además del mar de dudas que generó a lo largo de la contienda. A pesar de esto, sin tiempo para el lamento, “Manos de seda”, se enroló el uniforme de Tigres de Detroit, para asumir su cuarto año como coach de la inicial de los felinos.

El 11 veces ganador del Guante de Oro y tres veces elegido al Juego de Estrellas, no pudo utilizar la temporada en la “ciudad automotriz” como un bálsamo, debido a la desastrosa campaña que hicieron los dirigidos por Brad Ausmus. Lesiones, fallas en el cuerpo de lanzadores y la posterior venta de sus más grandes estrellas, desembocó en que Detroit terminara en el último peldaño de la División Central de la Liga Americana, con el peor récord del béisbol (64-98).

Tras el desastroso año, la gerencia felina decidió cesantear al cuerpo técnico comandado por Ausmus y, aunque Vizquel llegó a ser entrevistado por los directivos para tomar el cargo de piloto, terminaron contratando al experimentado Ron Gardenhire, en lo que terminó siendo el final de la aventura de Vizquel en Detroit.

El caraqueño, quien el pasado 24 de abril cumplió 50 años, se tomó sus días de desempleo para retomar la pintura y la música, dos de las pasiones que siempre ha profesado, pero su período libre duró menos de lo esperado, luego de que Medias Blancas de Chicago, equipo en el cual llegó a jugar, lo anunciara como entrenador de la sucursal de Clase A avanzada Winston-Salem Dash.

Para celebrar su nuevo cargo, Vizquel recibió uno de los premios más esperados en la carrera de todo pelotero. Por primera vez, el nombre de Omar Enrique Vizquel González apareció en las papeletas al Salón de la Fama de Cooperstown, acompañado de Johan Santana, Carlos Zambrano y otras luminarias de la época.

La nominación de Vizquel ha traído cola y ha generado discusiones entre los devotos del elegante parador en corto, quien deslumbrara a media humanidad con sus increíbles jugadas y su destreza en el terreno, y entre los que creen que la defensiva no es suficiente para que el caraqueño llegue al Salón de los inmortales, dadas sus carencias ofensivas.

Así fue el año convulso del campocorto con el mejor porcentaje de fildeo de por vida en las mayores (.9847). Un año lleno de altas y bajas, con experiencias reconfortantes y otras no tantas, pero que, sin lugar a dudas, marcaron un antes y un después en la vida de Omar Vizquel. 

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