César Sequera Ramos || @CesarSequera11
Con su número 48 en la espalda, “el estómago lleno de mariposas” y muchas emociones por estar de regreso en “casa”, Pablo Sandoval ingresó al terreno del AT&T Park por primera desde el juego 7 de la Serie Mundial en 2014.
Fue solo uno de los momentos de 24 horas llenas se sentimientos intensos. Todo inició el sábado a las 1 de la mañana en el hotel donde se hospeda la sucursal Triple-A de los Gigantes. Tras disputar otro encuentro en las Ligas Menores, el celular del “Panda” señalaba una llamada entrante, que a pesar de generar alarma por llegar de madrugada, terminaría siendo el punto de partida para un fin de semana inolvidable.
No era una mala noticia—como es costumbre cuando el teléfono suena a tal inapropiada hora— sino se trataba de Bobby Evans, gerente general de los colosos, para notificarle que debía estar en San Francisco para jugar contra Cascabeles de Arizona. “Comencé a llorar”, respondió Sandoval al SF Gate cuando le preguntaron sobre sus primeras acciones tras la conversación. “Me dio mucha emoción después de todo lo que he pasado en los últimos dos años”.
Foto AP
2015 y 2016 estarán incrustados en la memoria de Pablo Sandoval y no precisamente por buenos momentos. Tras tocar la gloria en 2014 con su tercer anillo de campeón en las Grandes Ligas, impases con la gerencia de los Gigantes debilitaron la relación y terminó estableciendo un nuevo vínculo amoroso con los Medias Rojas de Boston, Mismo que inició con diferencias y terminó con un divorcio en malos términos.
Pero como buen hijo cuando no atraviesa un buen momento, regresa a casa para ofrecer disculpas y encontrar conforte en brazos conocidos. “Cuando regresas con una segunda oportunidad, es bastante especial”, agregó Sandoval que siempre mostró su contento por estar nuevamente con la organización que lo llevó al máximo nivel.
Tras controlar sus emociones por estar de regreso a las Mayores, llegó una duda que retumbaba en las redes sociales: ¿Cómo recibirían los aficionados a Pablo Sandoval? Hasta 2014 era un ícono de la ciudad, pero tras tomar sus maletas para irse a Boston y realizar comentarios subidos de tono contra la organización, todo indicaba que se había deteriorado ese vínculo tan especial entre el “Kung Fu Panda” y la fanaticada.
Algunos aplaudieron, otros abuchearon y también hubo un poco de indiferencia; sin embargo, tras conectar un doblete en la séptima entrada le demostraron que todavía hay amor que levanta esperanza en una reconciliación. “Buena forma de comenzar”, agregó Sandoval a MLBsobre su único inatrapable en 4 turnos. “Pensé que era un turno para presionar, el lanzador estaba cansado y aproveché eso”.
Sus condiciones ofensivas, ésas que terminaron siendo determinante en dos de los últimos tres campeonatos de los Gigantes, terminan siendo la principal razón para darle una segunda oportunidad. Eso y una personalidad que ayudaría a un equipo que parece sin alma en 2017.
“Necesitábamos un poco de presencia aquí”, aseveró el mánager de los Gigantes, Bruce Bochy. “Queríamos a alguien que sea la chispa y cree un poco de energía. Pablo puede hacerlo. Ha tenido mucha diversión jugando y agrega mucha vida al dugout”.
Mientras que Sandoval tiene una meta y que ayudaría bastante a recuperar ese cariño de su, nuevamente, pareja. “Mi único objetivo es ganar juegos”, concluyó.