César Sequera Ramos || @CSequera11
Cada vez que a Yordano Ventura le tocaba lanzar por los Reales de Kansas City, habían muchas posibilidades de ver sus tres principales características como lanzador: una recta potente, potencial de As y una personalidad que lo podrían meter en problemas.
En especial la última, que pasaba de ser su principal fortaleza a defecto es cuestión de segundos. Cuando su mente estaba enfocada, era un competidor de primer nivel que no le temía a ningún rival o escenario; cuando perdía la compostura, se transformaba en su principal enemigo.
Pero eso era parte de Yordano Ventura, que desde muy temprano, ya era considerado una de las grandes promesas del beisbol. Por allá en 2012, los Reales de Kansas City lo tenían conceptuado como su tercer mejor prospecto, que más allá de recibir un bono importante en su firma, eran sus cualidades las que lo colocaban como un potencial número de la rotación de Grandes Ligas.
Esa recta que llegaba a las 100 millas por hora, una curva que estaba encima del promedio y su presencia sobre el montículo, que no se intimida contra nada ni nadie, tenían encantada a su organización. Fue pasando niveles en las Ligas Menores con buenos rendimientos y para 2013 ya tenía lo necesario para ir a las Mayores.
Estreno en las Grandes Ligas
Fue en 2013, con apenas 22 años de edad, que Yordano Ventura empezaba a demostrar sus características en las Grandes Ligas. Ese año solamente tuvo tres aperturas, pero el resultado demostró que estaba listo. Dejó efectividad de 3.52, y con la potencias de sus envíos, consiguió 11 ponches en las 15.1 entradas que laboró.
La siguiente campaña ya era parte clave en la rotación de los Reales de Kansas City y en los planes de Ned Yost. En 2014 terminó con marca de 14-10, una excelente efectividad de 3.20 y 159 guillotinados en las 183 entradas lanzadas, estadísticas que lo convirtieron en el mejor serpentinero del equipo en la campaña y la principal carta de cara a postemporada.
En la Serie Mundial contra los Gigantes de San Francisco, su personalidad agresiva le permitió sobrellevar un escenario complicado y no defraudó. En sus dos salidas solamente permitió dos carreras en 12.1 innings, y aunque no terminaron consiguiendo el campeonato, Ventura terminó de convencer al equipo que era un abridor para el futuro.
Antes de comenzar la zafra de 2015, Kansas City firmaba a Yordano Ventura por una extensión de cinco temporadas a cambio de 23 millones de dólares, atando a un brazo que contaba con un potencial como pocos y que ya estaba dando resultados.
2015: Año de altibajos
Luego de firmar un acuerdo que ya lo convertían en un millonario prematuro, el lanzador se iba a encargar de mostrar esas facetas que amaban y odiaban al mismo los aficionados del beisbol. En el primer mes de temporada estuvo involucrado en tres peleas contra los Angelinos, luego de confrontar a Mike Tout; versus los Atléticos después que golpeara intencionalmente a Brett Lawrie y finalmente contra los Medias Blancas al discutir airadamente con Adam Eaton.
Esos fueron algunos inconvenientes de una zafra que fue negativa en su rendimiento individual. Su efectividad de 5.19 hasta julio, obligó al equipo a bajarlo a las ligas menores, movimiento que hizo despertar a Yordano Ventura y recomponer el paso de forma inmediata.
Su segunda mitad fue completamente diferente y ayudó para que los Reales de Kansas City se metieran en postemporada y regresaran a la Serie Mundial contra los Mets. Ahí lanzó en el juego tres, donde sufrió la derrota, pero su equipo iba responder y lograr el ansiado campeonato.
Su último año en Grandes Ligas
Su última temporada en Grandes Ligas iba a presentar los mismos problemas que el año anterior. Su poca compostura en el montículo no le permitía controlar sus emociones ni sus lanzamientos. Impuso tope personal en entradas lanzadas (186), pero también con la efectividad más alta en su carrera (4.45).
Sin embargo, el principal recuerdo fue el lamentable roce que tuvo con Manny Machado el 7 de junio de 2016. Constantemente Yordano Ventura quería golpear a su compatriota, y finalmente en la quinta entrada lo iba a conseguir, con una recta a 99 millas por hora que se estrelló en el costado del antesalista.
Quizás sea la última imagen que dejó un lanzador que perdió la vida a los 25 años de edad y con un futuro que prometía mucho en las Grandes Ligas. Esa personalidad, que a veces lo traicionaba, era parte de un lanzador que con un gran potencial, pero que la muerte lo alcanzó de forma prematura.