ASTOLFO VILLARROEL
Reza el dicho que lo que mal comienza, mal termina. A pesar de que Tiburones de La Guaira pudo en algún momento de la zafra recuperarse y colocarse dentro de la clasificación por pocas horas, no cabe la menor duda de que el mal arranque de temporada (ocho derrotas en fila) pesó en la eliminación del conjunto salado, que ya acumula 26 torneos sin saborear las mieles de una corona. La última vez que consiguieron el título fue por allá en la campaña 1985-86, al vencer a los Leones del Caracas en siete compromisos bajo las órdenes de Aurelio Monteagudo.
La tropa salada partió este año como uno de los favoritos para estar presente en la fiesta de enero, dado en parte a su condición de subcampeón y al aporte que algunas piezas estaban llamadas a dar, en especial las del pitcheo.
La importación de La Guaira estuvo basada mayormente en jugadores que fortalecieron el aspecto ofensivo, tomando en cuenta que en la 2011-2012 el equipo presentó también baches en su cuerpo de lanzadores.
“Lamentablemente el pitcheo no estuvo a la altura y los resultados están a la vista de todos. Tratamos de armar la mejor estructura y por ello apostamos a brazos jóvenes. Pero así es esta disciplina y más aún esta liga. Todos los equipos hicieron un gran esfuerzo y nosotros no fuimos la excepción. Llegamos a recuperarnos, pero a la final no pudimos. Hubo grandes expectativas luego de disputar la final pasada y al final nos vamos con las manos vacías”, dijo Marco Davalillo, quien cumplió su segunda campaña a tiempo completo con las riendas de La Guaira.
Tiburones tuvo una temporada de altibajos y los hechos lo demuestran. El equipo partió con cierta desventaja al no contar desde el principio de campaña con piezas importantes como los grandeligas Gregor Blanco y Héctor Sánchez, quienes se incorporaron ya entrada la temporada debido a su participación y posterior coronación con los Gigantes de San Francisco en las Grandes Ligas.
Además, y a pesar de los esfuerzos de la directiva, los litoralenses no contaron a lo largo de la campaña con una rotación abridora estable. Solo Tyson Brummett resaltó dentro de un grupo que dio tumbos a lo largo de toda la zafra. El derecho norteamericano se marchó con cuatro triunfos debajo del brazo y resaltó a tal punto que en nueve de sus aperturas lanzó como mínimo cinco episodios. Sin contar la jornada de anoche, el pitcheo presentaba una efectividad colectiva de 5.62, la peor entre los ochos equipos que hacen vida en el circuito criollo.
“Estoy dolido y decepcionado por la mala campaña que hemos tenido”, señaló Jorge Velandia, gerente deportivo del equipo, horas antes del choque que decretó el fallecimiento de los Tiburones. En el beisbol existen años buenos y años malos y de este seguramente aprenderemos”, añadió el expelotero, quien en ese momento no aseguró su continuidad al frente de la gerencia debido a las nuevas responsabilidades que tendrá a partir de 2013 con los Filis de Filadelfia en el norte.
“Los jugadores se tuvieron que ir en el momento menos oportuno. Tuvimos que hacer muchos cambios sobre la marcha y eso sin duda alguna afectó nuestros planes. Esta es una liga que dada su condición de pelota invernal, exige ajustes constantemente y nosotros tuvimos una estructura diferente. No creo que haber contado con menos pitchers importados al principio de la campaña haya influido”, soltó Davalillo, quien afirmó que cuando se tiene un mal arranque de temporada “las cosas se hacen más difíciles”.
EVALUACIÓN Y POSIBLE CONTINUIDAD
El piloto de los Tiburones, que por primera vez en seis temporadas termina con récord negativo (28-32, sin contar la jornada de anoche), fue enfático al afirmar que no existe una cláusula dentro de su contrato que condicione su continuidad al frente del equipo en caso de no alcanzar la clasificación.
“El hecho de no pasar al round robin no significa que estoy despedido. En los próximos días el cuerpo técnico que encabezo conversará con la directiva y discutiremos los puntos positivos y negativos de esta campaña. Ellos me escucharán y yo a ellos”, acotó Davalillo, quien pidió a la afición escuala seguir confiando en el conjunto.
Con la ya oficial eliminación del equipo, Tiburones despide así una gris temporada. Son ya 27 años sin lograr un campeonato, hecho que los iguala con Tigres de Aragua, club que quebró la sequía en campaña 2003-2004.