Henry Roldán Sesti
Diego Naranjo Cevallos
valencia / enviado especial
El mangú, el arroz con habichuela y los tamales han invadido durante todo el mes de enero, y ahora en la serie final, los clubhouses de los equipos protagonistas de la postemporada de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional.
Debido a la eliminación de la restricción en las condiciones de campeonato que no le permitía a las organizaciones sobrepasar un límite de peloteros que hacen vida en las ligas del Caribe, la participación de jugadores dominicanos, cubanos y mexicanos ha aumentado esta campaña en relación a los foráneos estadounidenses, que han pasado a un segundo plano.
Prueba de ello es que, de los 21 importados presentes en la actual final, solo cuatro son estadounidenses. Del resto nueve vienen de la República Dominicana, cuatro de México y cuatro de Cuba.
Esta situación ha creado un ambiente especial dentro de la pelota criolla, no solo por ser todos latinos, característica que los lleva a jugar la pelota de una forma diferente a lo convencional, sino que muchos de ellos se conocen y tienen una muy buena relación. “Me siento contento. En los países latinos siempre ha corrido el beisbol por las venas y es importante que nos estén dando la oportunidad de aportar nuestro granito de arena en Venezuela”, confesó Tony Peña Jr., relevista dominicano de los aragüeños. “Me he sentido bastante bien porque había tenido la oportunidad de jugar con varios de los muchachos anteriormente y me han hecho sentir bien a gusto”.
Joely Rodríguez, abridor dominicano de los Navegantes, concordó con las palabras de su compatriota Peña sobre la comodidad que le da a un extranjero ver caras conocidas en un clubhouse.
“No es lo mismo llegar a un equipo y conseguirse a un compatriota que no conseguirlo. Eso siempre te ayuda mucho para adaptarte”, expresó el abridor del juego uno de la final por la nave. “Ellos me dijeron cómo son los bateadores y eso me puede ayudar para mi actuación aquí”. Pero no solo los dominicanos han dicho presente en las instancias finales del campeonato. También las figuras cubanas han ayudado de manera estelar a sus equipos. Adonis García y Félix Pérez, con los Navegantes, y Dariel Álvarez y en su momento Armando Rivero, para los Tigres, han dado su óbolo
“A la mayoría los conozco. Juegan muy bien y estamos poniendo el beisbol de nuestros países en alto”, sentenció Álvarez, que llegó a los bengalíes durante la semifinal. “Es como sentirse en casa, estamos con gente conocida, gente con la que jugamos en los Estados Unidos”.
Sienten a la afición. En todo el Caribe, el beisbol se vive de manera apasionada, y aunque tienen algunas discrepancias sobre la afición de su país con la venezolana, todas las figuras concuerdan en que el público criollo siente de manera muy especial la pelota.
“Es una buena experiencia porque hay mucha fanaticada”, destacó Alfredo Marte, jardinero de los Tigres, que cuenta con experiencia en las Grandes Ligas. “En el primer juego (de la final) me sentía un poco presionado, pero eso es solo los primeros innings. Lo que uno tiene que pensar es que no hay fanáticos y dar lo mejor de uno. Todo eso me va a dar más experiencia. La fanaticada aquí te impulsa a dar lo mejor de uno”.
“Creo que en esta etapa hay un poco más de intensidad aquí porque los fanáticos son un poco más exigentes con sus peloteros. Pero, sí se parece mucho a la pelota de Cuba, por lo que ha sido algo extraordinario para mí venir a jugar aquí”, puntualizó Álvarez, que también debutó esta zafra en las mayores.
Por su parte, Willy Paredes, quisqueyano del Magallanes, explicó que para él la afición en Venezuela es mucho más tranquila que en su natal República Dominicana. “Es el mismo juego, pero aquí la fanaticada es distinta. Aquí, si los fanáticos le dicen algo al pelotero, ellos lo pueden sacar. Allá en República Dominicana no se ve eso. Aquí es más tranquilo, es más relajado. Allá le tiran piedras o lo que sea a los jugadores”.
Domingo 2016-01-24