Henry Roldán Sesti
Su rendimiento en el terreno de juego se podría prestar para pensar que Félix Pérez es una máquina creada para batearle sin contemplación a los rivales. Sin embargo, el propio jardinero cubano se encargó ayer de demostrar que es humano, un ser vivo que siente, que se emociona y que va a extrañar con todas sus fuerzas vestir el uniforme de los Leones del Caracas.
Previo al que fue su último compromiso con los capitalinos, antes de partir en un largo viaje hasta Japón donde será observado por varios equipos interesados en sus servicios, Pérez estuvo a punto de caer en la tentación de soltar un par de lágrimas de solo pensar en despedirse de la afición y sus compañeros melenudos.
“Me duele irme, me duele irme y dejar al equipo en la situación en la que está, porque sabes que no estamos muy bien”, soltó Pérez antes de entrar a la cueva capitalina. “Este es un momento clave donde yo no quisiera irme, pero tengo que hacerlo desgraciadamente, ir a buscar el futuro que es el que se avecina”.
La partida de Pérez es un duro golpe para los Leones, no solo porque pierden a su tercer bate predilecto, sino que además, en sus 96 compromisos con los Leones, ha sido alguien capaz de ganarse el cariño de una afición sumamente exigente a punta de batazos.
Por esa razón no cabe duda de que a más de uno se le pasará por la mente algunos de los kilométricos estacazos que dio el año pasado en su primera experiencia con los melenudos, estacazos que pusieron a vibrar al estadio Universitario y que terminaron llevando al cubano a ganar el Productor del Año.
Dichos números también llegaron a oídos del mánager Alfredo Pedrique, quien le pidió expresamente a la gerencia que hiciera todo lo posible para traer nuevamente a Pérez. Este tampoco defraudó, y nuevamente con sus batazos culminó como “Productor del Año” de la primera fase del campeonato.
“Cuando tuve que informarle a la gerencia me puse un poco melancólico y tristón. Me sentí (señaló el pecho) con un vacío aquí adentro porque yo nunca esperé que pasara esto. Aquí cuando uno se va es porque lo despiden o cualquier cosa, no por un caso así”, siguió recordando Pérez, mientras soltaba una risa un tanto nerviosa que escondía su tristeza.
Sin contar anoche, Pérez se podía despedir como líder en dobles (12), extrabases (19) y bases totales (79). Además, estaba empatado en el segundo puesto de jonrones (6) cuarto en hits (47) y SLG (.545).
“Ellos (la gerencia) están como yo, todo el mundo está en shock. Les expliqué que cuando me dieran el pasaporte iba a tener esta oportunidad y cuando les dije todo el mundo se quedó en shock. Hasta yo me quedé en shock, yo todavía no me lo creía, pero ellos saben que uno busca su futuro y me desearon lo mejor”, confesó el toletero de 31 años de edad.
Pérez partirá hoy a Miami, ciudad en la que tomará un avión a tierras orientales. Ahí estará alrededor de una semana sometiéndose a chequeos médicos y mostrándose a varios equipos en un minicamp.
“El lío es que me den la oportunidad de volver a jugar. Si me la dan viajaría directo desde Japón hacia acá. No llegaría a la casa en Miami sino que viajaría directo para acá para incorporarme y aprovechar la máxima cantidad de juegos”, soltó el jardinero, como recordatorio de que desea regresar esta zafra y seguir brindándole alegría a una afición caraquista que duró poco con la melancolía que les dejó la partida de Josh Kroeger.
“La gente me ha dado tremendo cariño y tremenda energías positivas y hoy y gracias a ellos soy mejor pelotero en el terreno”, prosiguió el cubano. “Esto para mí ha sido tremenda vitrina. Gracias al trabajo que he podido hacer aquí me he hecho mejor pelotero, me ha creado más confianza y el beisbol venezolano me deja muchísimo, me ha pulido 120 por ciento, no 100 por ciento y eso me ayuda a este trabajo que estoy a punto de conseguir. Más que orgulloso no puedo salir de aquí".
Lee la nota completa en tu Diario Meridiano