César Sequera Ramos
Más allá que la principal carta de presentación en los Reales de Kansas City es su juego colectivo, hay un par de nombres que se encargaron de comandar al equipo y devolver el campeonato a una de las franquicia que más ha sufrido los últimos tiempos. El desenvolvimiento de Alcides Escobar y Salvador Pérez, fue fundamental para el conjunto que dirige Ned Yost.
Quizás no haciendo cosas sumamente vistosas, pero que en definitiva fueron letales para unos Mets de Nueva York que nunca estuvieron cómodos en la serie. Ese rendimiento, sumado a un espíritu que es prácticamente imposible de romper, el equipo de la división Central de la Americana consiguió su primer anillo de campeón en 30 años.
Salvador: Ofensiva oportuna + artista detrás del plato + golpes= MVP
El recetor venezolano dio una muestra de lo complicado que es ser receptor. Recibió golpes en todos los encuentros, se encargó de un cuerpo de lanzadores con excesivo trabajo durante toda la campaña, y a pesar de todo eso, nunca dejó de ser efectivo.
El valenciano terminó la Serie Mundial con un tórrido promedio de .364 con 2 remolcadas y 3 anotadas, estadísticas que no serán estruendosas, pero que fueron sumamente importantes en las victorias de los Reales. El careta siempre estuvo involucrado en las anotaciones de su equipo y cada momento grande, su madero daba el batazo clave para traer compañeros a casa.
Pero no todo se trató de su ofensiva, Pérez estuvo detrás del plato en 51 entradas, consiguiendo 5 asistencias y atrapando a 2 corredores en intento de robo para terminar con intentonas de los contrincantes. Y por si faltara poco, se convertía en psicólogo para mantener a sus lanzadores enfocados en todo momento.
Todo esto provocó que Salvador fue condecorado Jugador Más Valioso en la final por los especialistas de forma unánime, un aspecto que demuestra la importancia del venezolano dentro de la organización que se encuentra en lo más alto de las Grandes Ligas.
Alcides, la chispa de Kansas City
Los Mets sabían que para tener alguna posibilidad de titularse, debían mantener al campocorto de los Reales fuera de circulación; nunca lo lograron. Intentaron lanzarle pitcheos quebrados, rectas fuera de la zona y hasta asustarlo con un envió cerca de su físico, sin embargo, nunca evitaron que Escobar causara daño en distintos aspectos del juego.
El torpedero cada vez que se colocaba en la caja de bateo, daba la sensación que algo grande iba a suceder. Alcides terminó la Serie Mundial con 4 carreras remolcadas, 1 cuadrangular, 1 triples, 1 doble y 4 carreras anotadas, demostrando la pesadilla que fue para Nueva York durante los cinco encuentros.
Asimismo, su ya conocida defensiva se hizo presente también. El parador en corto entregó mucha seguridad en su posición, y hasta dejó joyas con el guante para completar una de las mejores actuaciones de un campocorto en postemporada.
Lunes 2015-11-02