César Sequera Ramos
“Haré lo que sea para que el equipo gane”, fue una oración que continuamente repetía Salvador Pérez durante la entrega del Atleta Meridiano de Oro 2015. El criollo es consiente que posee un rol sumamente importante dentro de los Reales de Kansas City, mismo que le entrega numerosas funciones.
Es que el valenciano se ha convertido en algo más que un simple receptor para Ned Yost. Lidera al equipo con su oportuna ofensiva, colabora con su galardonada defensiva, anima a sus compañeros con sus chistes y maneja un cuerpo de lanzadores que es sumamente talentoso, pero que cuenta con personalidades complicadas.
Pero eso es algo que viene con su posición, y que no intimida para nada al carabobeño. “Soy el líder del equipo dentro y fuera del terreno”, sentenció el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial. “Pongo la música y organizo la fiesta en el ´club house´”.
Pero más allá de mantener un buen ambiente, Salvador, se encarga de conservar a todos sus compañeros enfocados. “Es parte de mí como pelotero”, resaltó. “Siempre trato de dar ánimo a mis compañeros aunque estemos perdiendo por 10 carreras, quiero que todos juguemos duro hasta el out 27”.
Mentalista con sus lanzadores
Pero uno de sus principales labores en el juego, es manejar un cuerpo de lanzadores. Mismo que cuenta con veteranos, talento, potencia y personalidades que debe controlar para buscar el éxito de los Reales de Kansas City.
“Algunos tienen temperamentos muy altos. Yordano Ventura, por ejemplo, es muy joven, le dieron mucho dinero y tuvo que aprender a cómo lanzar en las Grandes Ligas. Pero sí, tienes que estar calmándolo y luego llegó un punto que lo dejé que hiciera lo que quisiera”.
En distintos encuentros, sobre todo en postemporada, se vio a Salvador ir a conversar con sus lanzadores para que dejaran de discutir con los árbitros y para que olvidaran que el rival estaba amenazando.
Pero no siempre debe ser “el bueno”. Hay ocasiones que necesita tomar decisiones difíciles por el bien colectivo. Ya sea sustituir de lanzador o corregir algunos aspectos en la mecánica de sus compañeros.
“Como soy el receptor de todos los días, ya los conozco”, aclaró sobre el día a día con los serpentineros con los que hace llave. “Sé cuándo están cansados, si están dejando la pelota alta, cuando están bajando el codo y esas cosas me permiten decirle al mánager que debe sacarlo; él me hace caso”.
Convertirse en el cátcher de un equipo Grandes Ligas es algo más que bloquear lanzamientos o retirar corredores en intento de robos. Se trata de ser un poco de todo y es algo que ha ayudado a Salvador Pérez en todo sentido. “El ser receptor te obliga a estudiar mucho y a madurar rápido. Eso hace la diferencia”.
Miércoles 2015-11-24