Asdrúbal Prince Hernández
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Hay tres jugadas en el baloncesto que generan éxtasis en los aficionados: embocar un tiro de tres puntos, clavar el balón y el bloqueo.
Anthony Mitchell tuvo un paso efímero por la NBA al jugar solo 21 partidos con los Pistons de Detroit en la campaña 2013-2014. Dos años después y con unos escasos 23 años a sus espaldas, el ala-pívot recaló en la LPB para beneplácito de Cocodrilos de Caracas y de toda la afición que asiste al Parque Naciones Unidas.
Precisamente el nacido en Milwaukee es un exponente del bloqueo en la liga venezolana, sin querer serlo.
“No estoy buscando bloquear siempre. Solo quiero dar lo mejor de mí en defensa”, explica Mitchell tras culminar una práctica de los saurios.
En el PNU lo disfrutan y en otras plazas ven cómo bloquea a sus rivales. En ese momento no hay celebración pero sí expresiones de asombro al ver a Mitchell con sus 2.03 metros elevarse con su mano derecha o izquierda para bloquear un tiro.
“Cuando bloqueo en carrera me impulso con mi cuerpo; cuando es estático, el impulso total es con las piernas, pero siempre voy con la mano arriba”, expone Mitchell, quien asemeja la utilización de su brazo a la que evidencia un jugador de voleibol al rematar.
En su pasantía por la NBA no bloqueó muchos disparos. Tres bloqueos en 21 partidos para una media de 0.1 por choque. Sin embargo esa característica de su juego nace en la NCAA, donde disputó 55 partidos con la Universidad del Norte de Texas.
“Allí fue donde aprendí a defender. Mis entrenadores siempre me dijeron que la defensa ganaba campeonatos y eso es lo que hago en cada equipo donde juego”, recuerda Mitchell.
En su pasantía universitaria (11-12 y 12-13), el espigado puesto cuatro repartió 157 bloqueos, promediando 2.8 por compromiso.
Sin irrespetos. Cuando se produce un bloqueo, el jugador que lo propina lo puede celebrar tanto como el público.
Sin embargo Mitchell prefiere realizar una celebración poco particular, en opinión de sus colegas, que muchas veces prefieren, de alguna manera, burlar al rival por su excitante jugada.
“No me gusta burlarme del rival”, sentencia el basquetero de 107 kilogramos de peso.
“Se trata del respeto, no hacia el rival sino hacia mí”, refiriéndose a que si él se burla de un contrario lo mismo harán hacia él.
“Solo miro a las tribunas para ver cómo el público celebra lo que yo hago”, agrega el jugador, quien se declara fanático de Dikembe Mutombo y su popular “No No” al momento de tapar a un contrincante.
Hasta ahora superó a Luis Bethelmy con 72 bloqueos propinados (2.7 por juego) con el uniforme de los saurios . El “Tsunami” poseía la marca dentro de la organización capitalina con 61. La marca de la liga es del mítico Ronnie Thompkins con 163 en la zafra de 1992, cuando defendía los colores de Panteras de Miranda.
Domingo 2016-03-20