Con un rotundo éxito se celebró el Miggy Ball 24 en la ciudad de Caracas. Luego de su paso por Valencia, el evento bandera de la Fundación Miguel Cabrera, albergó a 200 niños durante este fin de semana, los cuales mostraron sus habilidades en el béisbol.
La lluvia se hizo presente en el estadio del Polideportivo Santa Paula, pero no impidió que los chicos dieran lo mejor de sí en el terreno para destacar en cada uno de los fundamentos de la pelota.
Los participantes provinieron de varias de las principales escuelas de pelotas de la capital (Leones, Yanquis, Bravos de Miranda, PDVSA, Los Ángeles, Astros, Broncos, Yoguis, Cumbres, San Luis y Gigantes). Además hubo un grupo de niños de San Cristóbal que viajaron hasta Caracas para participar en la competencia.
Entre sábado y domingo, los chicos recibieron entrenamiento y enseñanzas de varios coaches. Luego, mediante un circuito, demostraron sus destrezas en la ejecución de las cinco herramientas del beisbol (poder, contacto, fildeo, fuerza en el brazo y velocidad).
Cada uno de los niños fue evaluado y los 10 mejores irán a la gran final, la cual se realizará del 1° al 3 de diciembre en el Estadio José Pérez Colmenares de Maracay y contará con la presencia del grandeliga Miguel Cabrera.
Los clasificados serán anunciados próximamente en las redes sociales en la cuenta de la Fundación Miguel Cabrera @MCFoundation24.
Tanto Ángel Polanco, presidente de la Fundación en Latinoamérica y Julio Abreu presidente de Slugger Sports y promotor del evento, agradecen el apoyo de Empresas Polar, Grupo C7H Tex, la Alcaldía de Baruta y la asociación de vecinos de Santa Paula, quienes permitieron que este evento se hiciera realidad.
La próxima parada del Miggy Ball 24 será el 26 y 27 de noviembre en Maracaibo. Será la primera vez que la competencia se realice en el Zulia, que no sólo contará con niños de este estado sino también de Mérida y Trujillo. Esta competencia será la última antes de realizar la final en Maracay, en la cual se darán cita los mejores 40 peloteros. /Prensa Fundación Miguel Cabrera